¿Por qué mucha gente practica kung-fu durante años y sin embargo obtiene poco beneficio, mientras que otros realizan tremendos progresos en un plazo de tiempo comparativamente corto? Una razón importante, entre otras, es que mucha gente lo practica sin objetivo, mientras que los estudiantes rápidos tienen claros los beneficios que persiguen.
Los beneficios de todos los estilos de kung-fu pueden clasificarseen tres grupos:
■ Autodefensa.
■ Salud y bienestar.
■ Entrenamiento del carácter.
En el kung-fu mayor, como Shaolín y Taichi Chuan, podemos añadir otros dos:
■ Expansión de la mente.
■ Desarrollo espiritual.
Estos beneficios también indican nuestro propósito al practicar kung-fu. En otras palabras, al hablar sobre los beneficios, también marcamos los objetivos que nos podemos poner en nuestro entrenamiento.
La defensa personal es el objetivo fundamental del kung-fu. El entrenamiento del kung-fu sin su dimensión combativa es kungfu sin su esencia; deja de ser kung-fu y, como máximo, se convierteen un sistema de ejercicio físico.
Algunos instructores y estudiantes afirman que su entrenamiento de kung-fu es sólo por motivos de salud y no para luchar.
Esto es aceptable si esgrimen razones legítimas, tales como el deseo de evitar posibles desafíos o aplicar las técnicas de kung-fu para curar alguna dolencia particular; pero aun así deben entender
que el kung-fu se puede utilizar para la lucha. Si creen que no es para luchar, entonces algo no funciona correctamente. Han olvidado que el término kung-fu significa artes marciales.
Por supuesto, hacer énfasis del aspecto marcial del kung-fu no quiere decir necesariamente que haya que alentar a los practicantes a la lucha. En realidad, el kung-fu auténtico siempre enseña a
sus discípulos a ser tolerantes y evitar la lucha cuanto sea posible.
Pero la habilidad de defendernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos si llegara la necesidad es un activo muy valioso. Sólo cuando sabemos que siempre podremos defendernos de un modo efectivo nos atrevemos a enfrentarnos en cualquier ocasión y a arreglar lo que está mal. En la sociedad actual esta necesidad psicológica es, quizás más importante e inmediata que la necesidad física de luchar.
El segundo gran beneficio derivado de la práctica del kung-fu es la salud y la buena forma física. Por salud no me refiero únicamente a estar libre de enfermedad, sino a la capacidad de comer
con apetito, de dormir profundamente, de trabajar con energía, de pensar con claridad y de estar tranquilo aunque alerta. Por estar en forma no me refiero sólo a la fuerza bruta para realizar trabajo
pesado, sino a la capacidad de correr y saltar, de resistir el calor, el frío o el viento, de reaccionar rápidamente, de soportar el trabajo duro y de concentrase durante un tiempo sin sentir fatiga
mental.
Estas cualidades de salud y buena forma se derivarán del kung fu si lo practicamos como un arte marcial. Si ignoramos el aspecto marcial y lo practicamos como lo haríamos con otras formas de
ejercicio físico, estaríamos saludables, pero perderíamos la oportunidad de adquirir la clase de salud y forma radiantes requeridas por los artistas marciales de mayor nivel. Un experto en kung-fu,
por ejemplo, se entrena para tener vigor para luchar durante cuatro horas, para tener la fuerza suficiente para derribar a un adversario mayor que pueda dominarle y para estar tranquilo incluso
frente a una situación de vida o muerte. Esto os dará una idea de la clase de salud y forma que podéis obtener del entrenamiento marcial del kung-fu.
El kung-fu es mejor que otras formas de ejercicio en favorecer la salud y la forma física. En la natación, el jogging y el karate, por ejemplo, la forma adquirida disminuye a medida que
uno se hace mayor, pero en kung-fu aumenta porque es más que ejercicio físico; incluye chi kung y meditación para desarrollar las facultades internas de la esencia, la energía vital y la
mente.
El tercer beneficio del kung-fu es el entrenamiento del carácter, que se consigue tanto extrínseca como intrínsecamente. Extrínsecamente, la enseñanza del kung-fu enfatiza el desarrollo moral del
mismo modo que el entrenamiento físico recalcando valores como el respeto por el maestro, la rectitud, el coraje, la tolerancia y la reverencia por la vida.
Intrínsecamente, la auténtica naturaleza del entrenamiento de kung-fu es un largo proceso de construcción del carácter. Cualidades saludables como la resistencia, la perseverancia, la disciplina, la lealtad y la disposición tranquila son prerrequisitos para el progreso, especialmente en los niveles más elevados. Por ejemplo, el entrenamiento de la Posición del Jinete requiere resistencia; el
perfeccionamiento de algunas técnicas de kung-fu precisa perseverancia; y la práctica bajo el sol o la lluvia requiere disciplina. Debido a algunos factores, como tradición, compañerismo y gratitud
por la oportunidad de aprender un arte impagable, los buenos estudiantes de kung-fu desarrollan lealtad al maestro y a los compañeros de clase. Tanto en la práctica como en el combate, una disposición tranquila es esencial para adquirir un juicio preciso del movimiento de un adversario. Todas estas cualidades, adquiridas a través del entrenamiento del kung-fu, son, por supuesto, transferiblesa la vida cotidiana.
Esto es aceptable si esgrimen razones legítimas, tales como el deseo de evitar posibles desafíos o aplicar las técnicas de kung-fu para curar alguna dolencia particular; pero aun así deben entender
que el kung-fu se puede utilizar para la lucha. Si creen que no es para luchar, entonces algo no funciona correctamente. Han olvidado que el término kung-fu significa artes marciales.
Por supuesto, hacer énfasis del aspecto marcial del kung-fu no quiere decir necesariamente que haya que alentar a los practicantes a la lucha. En realidad, el kung-fu auténtico siempre enseña a
sus discípulos a ser tolerantes y evitar la lucha cuanto sea posible.
Pero la habilidad de defendernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos si llegara la necesidad es un activo muy valioso. Sólo cuando sabemos que siempre podremos defendernos de un modo efectivo nos atrevemos a enfrentarnos en cualquier ocasión y a arreglar lo que está mal. En la sociedad actual esta necesidad psicológica es, quizás más importante e inmediata que la necesidad física de luchar.
El segundo gran beneficio derivado de la práctica del kung-fu es la salud y la buena forma física. Por salud no me refiero únicamente a estar libre de enfermedad, sino a la capacidad de comer
con apetito, de dormir profundamente, de trabajar con energía, de pensar con claridad y de estar tranquilo aunque alerta. Por estar en forma no me refiero sólo a la fuerza bruta para realizar trabajo
pesado, sino a la capacidad de correr y saltar, de resistir el calor, el frío o el viento, de reaccionar rápidamente, de soportar el trabajo duro y de concentrase durante un tiempo sin sentir fatiga
mental.
Estas cualidades de salud y buena forma se derivarán del kung fu si lo practicamos como un arte marcial. Si ignoramos el aspecto marcial y lo practicamos como lo haríamos con otras formas de
ejercicio físico, estaríamos saludables, pero perderíamos la oportunidad de adquirir la clase de salud y forma radiantes requeridas por los artistas marciales de mayor nivel. Un experto en kung-fu,
por ejemplo, se entrena para tener vigor para luchar durante cuatro horas, para tener la fuerza suficiente para derribar a un adversario mayor que pueda dominarle y para estar tranquilo incluso
frente a una situación de vida o muerte. Esto os dará una idea de la clase de salud y forma que podéis obtener del entrenamiento marcial del kung-fu.
El kung-fu es mejor que otras formas de ejercicio en favorecer la salud y la forma física. En la natación, el jogging y el karate, por ejemplo, la forma adquirida disminuye a medida que
uno se hace mayor, pero en kung-fu aumenta porque es más que ejercicio físico; incluye chi kung y meditación para desarrollar las facultades internas de la esencia, la energía vital y la
mente.
El tercer beneficio del kung-fu es el entrenamiento del carácter, que se consigue tanto extrínseca como intrínsecamente. Extrínsecamente, la enseñanza del kung-fu enfatiza el desarrollo moral del
mismo modo que el entrenamiento físico recalcando valores como el respeto por el maestro, la rectitud, el coraje, la tolerancia y la reverencia por la vida.
Intrínsecamente, la auténtica naturaleza del entrenamiento de kung-fu es un largo proceso de construcción del carácter. Cualidades saludables como la resistencia, la perseverancia, la disciplina, la lealtad y la disposición tranquila son prerrequisitos para el progreso, especialmente en los niveles más elevados. Por ejemplo, el entrenamiento de la Posición del Jinete requiere resistencia; el
perfeccionamiento de algunas técnicas de kung-fu precisa perseverancia; y la práctica bajo el sol o la lluvia requiere disciplina. Debido a algunos factores, como tradición, compañerismo y gratitud
por la oportunidad de aprender un arte impagable, los buenos estudiantes de kung-fu desarrollan lealtad al maestro y a los compañeros de clase. Tanto en la práctica como en el combate, una disposición tranquila es esencial para adquirir un juicio preciso del movimiento de un adversario. Todas estas cualidades, adquiridas a través del entrenamiento del kung-fu, son, por supuesto, transferiblesa la vida cotidiana.
Extracto del libro: Los secretos del Kung Fun por Wong Kiew Kit
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